Un rugido contra el descenso

UN RUGIDO CONTRA EL DESCENSO
Psic. José M. Sánchez Durón

El león es un  animal temible. La fama que se ha ganado como el “Rey” de la selva no ha sido gratis. El león ruge y todos los animales de la selva se atemorizan… o por lo menos guardan su distancia.
Si hiciéramos un análisis psicológico del león nos veríamos obligados a considerar su impacto en el resto de los animales. La sola presencia del león, y sobretodo su actitud retadora, genera en sus adversarios un conjunto de reacciones de pánico que son fáciles de identificar. Ahí radica el elemento psicológico. Lo psicológico no solo se refiere a los procesos que ocurren “dentro de nuestra cabeza”  sino a las interacciones que mantenemos con las cosas y personas que nos rodean. Cuando una persona (o un león) ejercen un impacto sobre los que la rodean, eso demuestra que un conjunto de procesos psicológicos están en juego.
Definitivamente, los procesos psicológicos que están ocurriendo en el seno del equipo Leones Negros de la Universidad de Guadalajara son impresionantes. Este equipo ha pasado por una serie de fases en el presente torneo. Hace tres semanas ocupaba el fondo de la porcentual y ahora se aleja poco a poco de dicha posición. En los últimos tres partidos ha logrado ejercer un impacto real sobre sus adversarios, lo que le ha permitido obtener 9 puntos de oro en su camino a la salvación.

Como el león en la selva, los Leones Negros han sido psicológicamente superiores a sus rivales en turno. Fueron al estadio Azteca y vencieron al América, luego superaron a los Tigres en casa y este fin de semana trajeron tres puntos de Morelia. Todo mundo sabe que después del triunfo un equipo queda más fuerte, pero lo que muchos ignoran es que los triunfos vienen cuando esa fortaleza ya está presente en un equipo. Es obvio que los Leones Negros se han venido preparando psicológicamente para cosechar lo que han logrado en las últimas semanas.

Si bien la preparación psicológica no asegura  una victoria, ninguna victoria llega cuando se es psicológicamente débil. Los pupilos del profr. Alfonso Sosa están demostrando que, en la jungla futbolística, su rugido puede intimidar psicológicamente a cualquiera.

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