¿Cómo actúa usted ante la adversidad?

¿CÓMO ACTÚA USTED ANTE LA ADVERSIDAD? 
Psic. José M. Sánchez


         Los seres humanos -y los seres vivos en general- vivimos enfrentando retos constantemente. De hecho, el comienzo mismo de nuestra vida fuera del útero materno (el día de nuestro nacimiento) constituye un gran reto: lograr salir con vida para aprender a vivir respirando el aire que nos rodea. Por supuesto que ese gran primer reto lo afrontamos con la ayuda de terceras personas (por ejemplo médicos y enfermeras si es que usted vino al mundo en alguna clínica hospitalaria) pero a partir de ese momento la responsabilidad de la gran mayoría de nuestros retos será exclusivamente nuestra. Definitivamente que la vida sería mucho más sencilla si siempre tuviéramos a médicos y enfermeras que nos ayudaran a sortear los retos cotidianos, pero seguramente también sería muy aburrida. 

        Por supuesto que hay de retos a retos, pues no todos tienen el mismo nivel de dificultad para ser superados. Por ejemplo, un bebé enfrenta el reto de aprender a ponerse de pie y caminar. Ciertamente que se trata de un reto difícil ya que el niño promedio no sabe hacerlo antes de su primer año y la fuerza de sus piernas no está completamente desarrollada. No obstante, si el niño es estimulado en el momento adecuado de su maduración seguramente va a lograrlo. De hecho la gran mayoría de los niños lo logra. Un caso muy diferente es el de todas aquéllas situaciones que nos hacen creer que no podemos superarlas porque rebasan nuestra capacidad de hacerles frente. Me refiero a enfermedades o lesiones de gravedad, a la muerte de un ser querido, a una ruptura amorosa, a la pérdida de nuestros bienes materiales por una catástrofe, a la quiebra de nuestro trabajo o negocio, al desarrollo de la dependencia a sustancias nocivas, etc. Situaciones graves que nos pueden ocurrir a cualquiera, pero que no cualquiera parece enfrentar de la mejor manera. 

        Piense usted en una situación grave que considere haber vivido. ¿Cree usted que la enfrentó de la mejor manera?, ¿cree usted que sería capaz de enfrentar algo aún más difícil?, ¿en base a qué criterios usted considera que una situación rebasa sus capacidades de afrontarla?

        Nuestra inteligencia y nuestro carácter se ponen a prueba en relación a las situaciones que vamos viviendo. Quien pocos problemas ha tenido en la vida poco conoce también de su capacidad para enfrentar situaciones difíciles. Por lo tanto, estoy convencido de que el enfrentar retos es una vía excepcional para descubrir de lo que somos capaces. 

       Sin embargo surge aquí un detalle muy interesante sobre el que quiero reflexionar. Si son los retos que enfrentamos día a día los que nos van ayudando a descubrir nuestras capacidades de lucha y superación, entonces podemos concluir que el conocimiento que tenemos de nuestras capacidades depende del grado en que éstas hayan sido puestas a prueba. En otras palabras, una persona puede tener una gran confianza en sí misma para salir adelante si ha enfrentado grandes adversidades en el pasado y ha logrado salir adelante. Pero, ¿qué pasaría si esa misma persona solo hubiera enfrentado en su vida problemas de mediana o baja dificultad? En un caso así, esa persona solamente se sabría capaz de enfrentar problemas pequeños y sin duda estaría temerosa de enfrentar dificultades mayores. ¿Cree usted que la magnitud de los problemas que ha vivido hasta ahora es lo que determina qué tanta capacidad posee usted para superar las adversidades?

       En mi opinión esto no necesariamente es así, pero también creo que mucha gente está convencida de ello. Ciertamente todos tenemos un límite para soportar la adversidad pero el problema que aquí quiero señalar es que muchas veces creemos que ya hemos llegado a nuestro límite aunque eso no sea cierto. Como cuando vamos “muertos de cansancio” a nuestra casa y repentinamente un perro de apariencia poco amigable nos comienza a perseguir e inmediatamente corremos despavoridos "sin recordar" que ya no teníamos energía. ¿O acaso los perros callejeros tienen el poder de transmitirnos energía para hacernos huir de sus colmillos?

El novelista británico Piers Paul Read publicó en el año 1974 el libro “¡Viven!” en el que narra la tragedia del equipo de rugby Old Christians, quienes al volar desde Montevideo hacia Santiago de Chile sufrieron un accidente que les llevó a estrellarse en los Andes en el año 1972. Sorpresivamente varios de los 45 pasajeros sobrevivieron al accidente. No obstante, la región montañosa en la que quedaron atrapados y las tormentas de nieve que ocurrían en esa época del año hacían imposible su localización por lo que las autoridades los dieron por muertos y ellos tuvieron que permanecer ahí casi tres meses antes de ser rescatados. Las condiciones extremas de su espera llevaron a la muerte a varios, y quienes lograron sobrevivir narrarían posteriormente que a falta de alimento se vieron en la necesidad de comer carne humana de sus compañeros fallecidos. 

      Técnicamente hablando, las probabilidades de sobrevivir eran prácticamente nulas. No olvidemos que toda esta aventura comenzó porque se estrelló el avión en que volaban y eso ya de por si representa algo extraordinario. Pero aún más extraordinario es el hecho de que hayan logrado conservar la vida en las condiciones de frío, hambre y enfermedad en las que estaban sumergidos por tanto tiempo. Sin mencionar su capacidad de mantenerse ecuánimes y no “perder la cabeza” ante tal realidad. Me atrevo a afirmar que, si antes del accidente se les hubiera preguntado a cada uno de los sobrevivientes si serían capaces de soportar una situación de este tipo, seguramente hubieran respondido que no lo lograrían puesto que no son el tipo de situaciones que ellos –ni ningún ser humano- estaban acostumbrados a enfrentar de manera habitual. Y, no obstante, lo lograron…

      Ignoro si sea posible algún día especificar con precisión los límites de nuestras capacidades humanas para hacerle frente a las adversidades de la vida. Ciertamente no somos omnipotentes y es obvio que no somos capaces de lograrlo todo. Pero así como el libro de los sobrevivientes de los Andes al que acabo de referirme existe una cantidad enorme de evidencia sobre personas -como usted y yo- que han pasado por situaciones extremas y que han logrado salir adelante. En lo personal, me agrada mucho conocer esa clase de historias puesto que me ayudan a poner mis problemas en perspectiva. Si un ser humano como yo fue capaz de sobrevivir casi tres meses en temperaturas bajo cero, sin alimento ni mucho menos cuidados especiales, tal vez yo sea capaz de soportar una mala racha económica, o los problemas de conducta de mis hijos, o el sentir que los demás no me comprenden. O al menos podríamos comenzar a cuestionarnos a nosotros mismos respecto a nuestras creencias limitantes, ¿tenemos suficiente evidencia para creer que ya no podemos soportar más la adversidad que nos aqueja?, ¿o será que tal vez nuestra capacidad para soportar y enfrentar es mucho mayor pero que estamos acostumbrados a menospreciarnos? 

       Entonces, ¿cómo enfrenta usted la adversidad, se rinde fácilmente o se convence de que quiere descubrir hasta donde es capaz...?

 
José Manuel Sánchez es Psicólogo egresado de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, director de la consultora Depsic Psicología y Alto Rendimiento SC., capacitador y conferencista, con intereses en áreas de Psicología, Política, Emprendimiento, Deporte y Artes.