¿INDEFENSOS EN EL PROCESO ELECTORAL?

¿INDEFENSOS EN EL PROCESO ELECTORAL?
José M. Sánchez


Siguiendo con atención las noticias con las que los medios de comunicación nos han estado bombardeando las últimas semanas, me he sentado frente a mi computadora para reflexionar sobre algunos de los temas que en mi opinión han generado mayor impacto en el ánimo del país. Por un lado tenemos la “fiebre futbolera” que comienza a hacerse sentir a lo largo y ancho de nuestro territorio. Millones de mexicanos ya esperamos ansiosos el partido contra Alemania mientras algunos medios “le ponen sabor” sometiendo a debate si la sonada – y supuesta- fiesta de nuestros seleccionados es un mal augurio para nuestras desgastadas aspiraciones  por llegar al quinto partido. ¿Daremos el salto definitivo que mate de una vez por todas la maldición del “síndrome del jamaicón”?, ¿logrará el colombiano Osorio demostrarle a todo un país que el sistema de las famosas rotaciones estaba más que justificado? Muy pronto tendremos respuesta a estas preguntas. Y como dicen por ahí, ¡qué nervios!...  

Pero si bien es cierto que un buen resultado en la Copa del Mundo generaría un ánimo muy favorable en el colectivo nacional, también es cierto que ese estado de felicidad sería efímero, desde que todo clamor derivado de una hazaña deportiva lo es. Aunque la gloria puede quedar por siempre en el recuerdo del aficionado, la pasión se desborda únicamente en el momento del triunfo y a lo mucho quedan las secuelas de alegría algunos pocos días más. En cambio, el segundo de los temas de los que los mexicanos no podemos guardar distancia en estos días es el tema electoral, precisamente porque lo que ocurra en las próximas elecciones repercutirá en la vida de millones de nosotros durante un tiempo mucho más prolongado que solo los días posteriores al primero de julio. 

Respecto a este escenario, me llama mucho la atención un tema sobre el que el Instituto Nacional Electoral (INE; antes IFE) se ha manifestado con frecuencia, me refiero al abstencionismo. Cierto es que la renuncia voluntaria al derecho al voto no es exclusiva de nuestro país, pero como alguien dedicado al estudio del comportamiento humano me pregunto las razones de este fenómeno social. ¿Por qué una gran cantidad de ciudadanos no vota?, o mejor aún, ¿qué hechos explican las cifras que alcanzan los conjuntos de votantes y de no votantes?

Definitivamente este tema es muy complejo, como suele serlo todo fenómeno social. Pero aquí voy a compartir una idea que en lo personal me resulta atractiva. Mi idea se deriva de un fenómeno de comportamiento observado originalmente en estudios de laboratorio animal por el psicólogo Martin Seligman a finales de los 60`s. Básicamente, el estudio consistía en someter a electro shocks a un grupo de perros y observar su comportamiento. El estudio fue realizado en cajas de experimentación compuestas de dos espacios divididos entre sí por una pequeña barrera que no obstante no impedían al animal el paso de una a otra. El animal solo recibía electro shocks en una de las dos áreas de la caja de experimentación. Se observó que mientras que algunos animales escapaban al lado seguro de la caja toda vez que venía el shock, otros no lo hacían. Cabe señalar que estos últimos animales –a diferencia de los primeros- habían recibido previamente un tratamiento en el que se les suministraban electro shocks en cajas completamente cerradas que no tenían opción de escape.     

Seligman empleó el nombre de indefensión aprendida (learned helplessness) para referirse a este fenómeno, esto es, una especie de aprendizaje de que no es posible escapar de una situación aversiva lo cual lleva al animal a renunciar a sus intentos de escape. 

Cabe señalar que en el campo de la Psicología ha sido un método común el estudio con animales y que los resultados de tales estudios, con las reservas del caso, sugieren implicaciones muy interesantes para comprender el comportamiento humano. La indefensión aprendida no es la excepción. Realmente no es difícil encontrar ejemplos de personas que parecen resignadas a su realidad y que renuncian a actuar para cambiar su situación de desdicha. 

Las implicaciones de lo que acabo de comentar, respecto al tema del abstencionismo electoral, me parecen obvias. En mi opinión, los votantes principiantes (aquéllos que apenas recientemente han alcanzado los 18 años) ejercen su derecho al voto al menos en su mayoría. Pero son aquéllos quienes llevan años votando y no han visto satisfechas sus expectativas de mejora quienes terminan por renunciar a ese derecho (en otras palabras, aprenden a dejar de actuar, de luchar). Digamos que la frustración de las expectativas es la madre de la indiferencia, y esto aplica para temas electorales, amorosos, laborales, académicos, etc.   

De ahí que el reto enorme que esta situación representa para los actuales candidatos. Y es que no es tarea fácil convencer a alguien (persona o perro) de que vuelva a hacer algo a lo que ya ha renunciado. No obstante, se puede re-aprender.  Un amante frustrado que ha jurado no volver a insistirle a la amada que lo desprecia, puede volver a intentarlo si ella da señales de interés. El ama de casa que está harta de pedirle a su hijo que cambie un determinado comportamiento puede volver a hacerlo si nota que el hijo en cuestión comienza a reaccionar a sus peticiones. Hay mil ejemplos de los ánimos renovados que generan las señales de cambio.

Por lo tanto, considero que el candidato en el que la ciudadanía identifique mayores señales de cambio llevará una ventaja fundamental respecto a los demás. Pero subrayo el hecho de que no  basta con que el candidato esté convencido de que representa un cambio. Tal vez el candidato lo crea, y sea honesto consigo mismo. Pero si no trabaja en lograr que la gente perciba  lo mismo, simplemente se estará dando, como decimos los mexicanos, “atole con el dedo”… 

¿Tú qué opinas?
     

José Manuel Sánchez es Psicólogo egresado de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, director de la consultora Depsic Psicología y Alto Rendimiento SC., capacitador y conferencista, con intereses en áreas de Psicología, Política, Emprendimiento, Deporte y Artes.