Cuando el deporte piensa en la gente

CUANDO EL DEPORTE PIENSA EN LA GENTE
Psic. José Manuel Sánchez Durón
 
Para todos los que ejercemos nuestra labor profesional en el ámbito del deporte nos es muy común escuchar de proyectos que, siendo promocionados por figuras del quehacer público o privado, nacen con la bandera de ser promotores del bienestar social y desarrollo comunitario. Desafortunadamente muchos de estos proyectos enfocan en realidad su meta en objetivos de índole diferente a la que pregonan, y son motivados por intereses de carácter más bien político o económico, en busca de fines personales y sobretodo del ensalzamiento de la imagen de quien los pregona.

Pero como muchas cosas de la vida, esta situación también tiene su realidad opuesta. Existen verdaderos proyectos sociales en los que no solo se busca que el individuo común tenga acceso a oportunidades de desarrollo sino que además se invierte en ello. Dicha inversión va desde proporcionar material deportivo o instalaciones hasta contratar gente especializada que comparta sus conocimientos en la formación de jóvenes talentos. Este último es el caso que quiero comentar en los siguientes párrafos.
Hace un par de meses, las autoridades de un municipio ubicado al sur de la ciudad de Guadalajara en el estado de Jalisco (México) han emprendido un ambicioso proyecto futbolístico que se había venido gestando tiempo atrás. Lo califico de “ambicioso” en razón de la gran inversión que las autoridades han realizado para el éxito del programa. En este caso, la inversión ha consistido en contactar a un equipo de trabajo con amplio reconocimiento en el fútbol nacional y extenderles la  invitación para compartir su experiencia en la formación deportivo-personal de jóvenes talentos.    
Fue así que Daniel “el travieso” Guzmán vino a catapultar este prometedor proyecto. El “travieso” se ha caracterizado a lo largo de su prolífica carrera por ser un hombre que cree en los jóvenes y que ha desarrollado la sensibilidad profesional para atraer a los jugadores y desarrollar el talento futbolístico que cada uno posee. En esta ocasión el reto es hacer eso mismo pero con jugadores apenas prospecto, es decir, jóvenes que aspiran al profesionalismo sin tener apenas el suficiente conocimiento sobre los retos, sacrificios y enigmas que esto significa. Sin duda un reto digno de Daniel.


En una decisión a la que muchos entrenadores de renombre difícilmente tomarían, Daniel ha sabido dejar a un lado el escaparate publicitario “de renombre” para invertir tiempo y esfuerzo en formación juvenil de trinchera, en una batalla cotidiana contra todo tipo de obstáculos para sacar de cada jugador el mejor jugador posible pero sobretodo al mejor ser humano posible. Daniel ha involucrado a todo su equipo de trabajo que se ha dedicado “en cuerpo y alma” a dar forma a este proyecto inculcando los conceptos técnicos y tácticos que el futbol de alta competencia requiere, así como los conceptos personales y humanos que la vida en familia y en comunidad requiere. De esta manera la experiencia de grandes personajes como Mauricio González, el “capitán” Dávalos, Manuel González, Luis Flores y “chema” Higareda en la formación futbolística, y Alan Alarcón en la preparación física, están dejando profundas huellas al sur de Jalisco.
Así, doy testimonio de que este proyecto es un ejemplo del tipo de proyectos en los que verdaderamente se le apuesta al bien común. En menos de una semana fueron observados casi 1000 jugadores de la entidad para conformar diferentes grupos representativos. Aquéllos seleccionados han tenido la oportunidad de prepararse con profesores da alta calidad lo que les coloca automáticamente como candidatos para que el día de mañana puedan acceder al profesionalismo. Es justo señalar además que estos jóvenes cuentan con permanente apoyo psicológico para estimular sus actitudes de competencia, enfrentar sus diferentes situaciones de vida y, en suma, ayudarles a conocerse a sí mismos. Durante mi participación en este proyecto he procurado defender esta bandera.
En resumen, quiero resaltar que es posible desarrollar proyectos con verdadero sentido social que impliquen un impacto positivo real en la población a la que van dirigidos. Un proyecto gestado bajo la norma de beneficiar a un joven, beneficia automáticamente a su familia nuclear con la que convive en la actualidad y a la familia que conformará el día de mañana. Esto se logra si los proyectos cumplen, entre otras cosas, con dos requisitos fundamentales: que involucren la participación de expertos en la materia y que se contemple no solo la formación deportiva del joven sino sobre todo su formación como “persona” en el amplio sentido de la palabra, esto es, como individuos que juagan roles específicos en una sociedad. Después de todo, el deporte no es solo espectáculo o reflectores, ni ha de involucrar siempre fines lucrativos o económicos. El deporte también es una oportunidad de desarrollo humano, de unión familiar y de bienestar común. Cuando los que vivimos del deporte nos preocupamos por quienes lo practican fomentamos que verdaderamente "el deporte piense en la gente".

El derecho al deporte y el desarrollo humano

EL DERECHO AL DEPORTE Y EL DESARROLLO HUMANO
Psic. José Manuel Sánchez D.
 
Hace algunas semanas se acaba de publicar en el Diario Oficial de la Federación de nuestro país (México) la Ley de Cultura Física y  Deporte. Desde mi punto de vista este hecho ha marcado un precedente de gran magnitud que quiero resaltar. Cuando una actividad que actualiza las facultades humanas -a la que sólo se le atribuía un carácter opcional o incluso de ocio- pasa a ser considerada un derecho, merece la pena un comentario.

En México como en muchos otros países la actividad física ha sido históricamente considerada por las instituciones públicas como un artefacto de segunda necesidad. Esa es una triste realidad. Y es triste porque ese calificativo parece revelar la ignorancia sobre un tema a mi parecer tan trascendente como lo es el “Desarrollo Humano”. El Desarrollo Humano (DH) es sin lugar a dudas un tema amplio en la literatura psicológica contemporánea pues se le considera como uno de los fines hacia los cuales habría de dirigirse la cultura. Esta corriente de pensamiento tuvo sus orígenes teoréticos en las propuestas Humanistas a partir de los cuales se popularizaron conceptos como autoestima, potencial, superación, etc., desafortunadamente tan desgastados por su uso común y poco riguroso. En el fondo, el DH apunta a fomentar el óptimo desarrollo psicológico de una persona.
Sin embargo, aunque opino que el DH es un concepto muy útil en nuestras reflexiones psicológicas y sobretodo antropológicas, creo que es un concepto que amerita revisión por lo menos en lo que respecta a la relación que tiene con la actividad física. Ciertamente una revisión conceptual rigurosa rebasa los límites de este breve escrito, pero me concretaré solo en un par de puntos.
El primero hace referencia a “lo humano”. ¿Qué es “lo humano”? ¿a partir de qué calificamos a un objeto como “humano”? Estas preguntas carecen de respuestas sencillas, y dudo que siquiera podamos formular alguna de consenso universal. Sin embargo, sí estamos en condiciones de afirmar que “lo humano” no se refiere solamente a las percepciones subjetivas que una persona posea de sí. Ser “humano” no es solamente poseer pensamientos, sensaciones o percepciones del tipo que poseen los humanos en general, sino además poseer cuerpos, movimientos, actitudes, olores, sabores, dimensiones físicas, origen, naturaleza, formas, consistencias y demás elementos humanos. “Ser humano” es tener cabida en todas esas clases.
En cambio, parece que el DH es muchas veces entendido como el desarrollo “preferente” de cualidades de conciencia o pensamiento. Creo que esto es un error, o más bien, una concepción reductiva del “amplio” concepto de DH. Esta concepción reductiva es similar a la que apreciamos en varios reportajes a personajes públicos del espectáculo. Muchas de esas entrevistas se anuncian como “el lado humano del artista”, o frases por el estilo, y en ellas se observa al personaje en cuestión hablando de su vida privada, de su familia, de sus temores, etc. Como si su “lado humano” radicara en estas dimensiones de su vida social y en consecuencia su vida profesional sobre el escenario pasara a formar parte de otra categoría. Pero entonces, ¿no es de humanos el desempeño y talento artístico?
Para mí es tan “humano” lo uno como lo otro, las vivencias de la vida familiar como de la vida profesional. Así ocurre con el concepto de DH. Lo humano no es solamente lo que hace referencia a la “vida mental” del individuo sino a todo lo que compete a las distintas categorías que ya señalé. Para mí, es tan humano el pensamiento racional como el tener una nariz (humana),  un dolor de garganta, o un proceso digestivo.
El segundo punto tiene que ver con el “Desarrollo”. Si ya dije que “lo humano” se refiere a toda una gama de dimensiones, entonces, ¿cómo se desarrolla? Esta es una pregunta fundamental. Los procesos de desarrollo involucran el ejercicio de los elementos en cuestión y tienen como resultado su arribo a un “estado” posterior. Por supuesto el desarrollo no es solo el producto del ejercicio sino además del estado de maduración del sistema del que se esté hablando. El caso es que a partir de estas ideas, sostendré que el DH involucra indiscutiblemente el ejercicio de todo aquello a lo que hemos calificado de “humano” y ello incluye el cuerpo y su movimiento.
Opino que el movimiento es una condición necesaria e imprescindible para el DH. El DH va de la mano del desarrollo de las cualidades y capacidades psicomotrices y para mí es insostenible proponer el uno sin el otro. Mi argumento es que a través del desarrollo motor el individuo fomenta su propio DH.
Por supuesto el movimiento ocurre a lo largo de una dimensión que va de una mayor a menor expresión y  es obvio que no todos los seres humanos tenemos las mismas capacidades motrices. ¿Y qué pasa con las personas carentes de movimiento? ¿No están sujetas al DH? Pongamos un caso extremo para esta interesante cuestión. Stephen Hawking es un mundialmente reconocido científico británico. Sus investigaciones y aportes a la ciencia han sido tan sustanciales que cualquiera diría que es un hombre completamente realizado que ha logrado desarrollar al máximo su potencial. Este hombre padece una limitación motora casi total. Vive sobre una silla de ruedas incapaz de mover sus miembros, tronco o cabeza. Y sin embargo ha logrado el éxito que muchos soñarían. ¿Entonces el movimiento no es una condicionante para el DH?
De acuerdo a los datos que poseo, el Dr. Hawking no nació en esa condición de inmovilidad. Fue perdiendo las funciones en el curso de su crecimiento, por lo que entonces el desarrollo de muchas de sus cualidades racionales y afectivas podrían atribuirse a su movimiento temprano. De hecho, opino que gran parte de sus bases intelectuales fueron establecidas en sus primeros años y que no hubiera sido “el mismo” científico prolífico si de nacimiento hubiera padecido su enfermedad. Por lo menos no me parece una hipótesis tan descabellada. Pero además aún en su progresiva incapacidad corporal ha logrado mantenerse móvil por lo que después de todo el movimiento no se ha excluido de su vida. El Dr. Hawking ha sido un activo profesor y conferencista que va de un lugar a otro y eso le permite seguir estimulando de manera constante sus áreas corticales sensoriales. Entonces, aún a costa de su inmovilidad muscular, ha continuado su “ejercicio cerebral”. De esta manera, opino que un personaje como el Dr. Hawking no está exento a su necesidad de movimiento sino que solamente ha suplantado el  movimiento que su cuerpo no genera por movimiento externamente generado. 
En un individuo que posea un sistema músculo-esquelético funcional, la necesidad de movimiento es obvia. Los músculos, las articulaciones, y los circuitos neurales necesitan ejercitarse. Y es tal ejercicio el que fomenta el equilibrio del sistema: nos movemos para conseguir nuestro alimento, para abrigarnos, para evacuar desechos, etc. Pero más aún, el movimiento también “alimenta” y actualiza la noción que un individuo construya de sí mismo.  No nos evaluamos de la misma forma a nosotros mismos si nos sabemos capaces o incapaces de intentar dar un salto, caminar, correr, luchar, sostener, etc. Por supuesto, el sabernos capaces de  valernos por nosotros mismos ("motrizmente" hablando) nos acarrea una sensación de mayor bienestar y conformidad.
Por lo tanto, opino que el movimiento y su manifestación a través de actividades organizadas y reguladas como el deporte es un mecanismo imprescindible para el desarrollo del individuo. El deporte permite una oportunidad maravillosa de autodescubrimiento y de autovaloración. Resulta por demás alarmante, que apenas hasta este siglo consideremos que los ciudadanos tenemos DERECHO a actividades de este calibre. Pero como reza el dicho, “más vale tarde que nunca”. 

Futbol: ¿un juego de resultados que se esperan?

FUTBOL: ¿UN JUEGO DE RESULTADOS QUE SE ESPERAN?
José M. Sánchez D.
 
Uno de los aspectos que favorecen la subsistencia de un grupo social humano es el hecho de que las personas nos ajustamos a ciertos patrones en nuestro comportamiento. Por “patrón” me refiero a la regularidad que podemos identificar en la forma de comportarse de un individuo, esto es, a sus formas habituales de reaccionar ante los sucesos de la vida. De manera general, podemos afirmar que ante circunstancias parecidas una misma persona se comportará de manera también parecida por lo cual, una vez identificado el patrón característico de cada quien, la forma de reaccionar de un individuo ante un evento particular es más o menos predecible. Así, puesto que podemos pronosticar de antemano con cierto grado de éxito el comportamiento de las personas con quienes vivimos, y al mismo tiempo puesto que ellos pueden pronosticar también con relativo éxito nuestro propio reaccionar, entonces es posible la convivencia comunitaria.

No obstante, también es cierto que el comportamiento humano no puede ser pronosticado con absoluta certeza. Es común sorprendernos  cuando algún conocido nuestro realiza alguna acción inesperada que no se ajusta a lo que nosotros esperaríamos ver en esa situación. En tales casos nos damos cuenta con agrado que no somos robots programados de antemano y que nuestro comportamiento no se sujeta a una regularidad absoluta como para anticiparlo detalladamente con un 100 % de confiabilidad.

En el deporte también ocurren fenómenos que podemos calificar como “patrones” de manera semejante al comportamiento individual. Es común observar, por ejemplo, que el Barcelona juega de determinada manera la cual es diferente al juego del Chelsea, o que “Rafa” Nadal tiende a realizar ciertas acciones cuando va abajo en el set o cuando va superando al rival de manera cómoda.

Así mismo, es de todos conocido que en el futbol dichos patrones son más bien caprichosos y que precisamente “todo puede suceder” una vez que la competencia ha iniciado. Por lo tanto, ¿es el futbol una situación compleja en que todo es cuestión de azar una vez que la pelota rueda o tienen mayor injerencia en el resultado final los patrones a los que se sujetan los jugadores y los equipos en su conjunto?

En los últimos días han ocurrido dos eventos con equipos del futbol mexicano que capturan perfectamente el dilema anterior. El primero de ellos fue la final del Campeonato de Liga disputada por los equipos América y Cruz Azul. En el primer partido de la final, el Cruz Azul obtiene la victoria jugando de local con un gol de diferencia, a partir de lo cual se “encamina” como campeón del torneo. Esta tendencia parece verse favorecida luego que en el segundo partido (esta vez en el monumental estadio Azteca) el Cruz Azul anota nuevamente un gol en el primer tiempo y el América se queda con 10 hombres luego de la expulsión de uno de sus volantes.

Si analizamos esta situación de manera global, podemos decir que en este momento se cumple un patrón que toda la afición de ambos equipos es capaz de detectar: un equipo que en la final de torneo supera al rival con un marcador global de 2-0 tiene mayores probabilidades de ganar, más aún si el rival tiene inferioridad numérica. Por esta razón (el detectar este patrón) la afición de Cruz Azul se va al descanso con la “confianza” de que todo marcha sobre ruedas y la del América con la “decepción” de que  sus sueños de campeón se desvanecen poco a poco.
Para acentuar aún más la percepción de este patrón, diremos que la situación en el marcador no cambió aún pasados 88  minutos del juego. A estas alturas la afición del América comenzaba a desalojar el inmueble “resignada” a pagar las apuestas y sobretodo a soportar las burlas de toda una semana y la frustración del “no se pudo”.

Pero de repente vino una brusca alteración al patrón de eventos que se había gestado durante 88 minutos y una clara “violación a la lógica” de los espectadores. El América anota su primer gol del partido y el segundo en tiempo de compensación. Por si esto fuera poco, el anotador del segundo gol es el portero que sumado al frente se lanza en un tiro de esquina y anota logrando su remate ¡con la cabeza!


Esto altera todo pronóstico que el más optimista americanista –incluido su eufórico presidente-  pudo haber realizado dos minutos antes del segundo gol. El gol anotado de cabeza por el portero en tiempo de compensación parece rebasar toda lógica simplemente porque las probabilidades de tal hecho parecían simplemente mínimas si no es que nulas. Pero a partir de ese momento la situación da un giro de 180° y ahora se conforma un nuevo patrón, el del equipo que de ir 2-0 abajo en el marcador alcanza al rival. Reza el adagio que en tales circunstancias: “caballo que alcanza…gana”.  Y eso fue lo que pasó en la tanda de penales.



¿Tiene sentido lo que vimos esa noche? ¿Se ajusta a la lógica del futbol? Antes de responder lo anterior pasemos a un segundo e ilustrativo ejemplo.

El equipo “Xolos” de la ciudad de Tijuana avanza en su paso por la copa Bridgestone Libertadores 2013. Ahora le toca enfrentar al equipo Mineiro de Brasil que cuenta en sus filas nada menos que con un Ronaldinho aparentemente pasado de peso pero que conserva la clase de quien parece haber nacido para este deporte. En el primer partido se ha dado un empate a dos goles y ahora toca ir a jugar a Brasil. Un pronóstico inicial apunta al local Mineiro como favorito por el simple hecho de jugar en casa, puesto que existe el patrón de que los equipos que juegan de local tienen mayores probabilidades de ganar.

Pero aquí comienzan una vez más los caprichos del futbol. El equipo de Xolos se va al frente en el marcador y “mueve la balanza a su favor”. Ahora es el que tiene las posibilidades de avanzar y descalificar a su rival. Pero Mineiro anota minutos más tarde y nuevamente se coloca como el favorito para pasar a la siguiente ronda. Esta tendencia se acrecienta cuando se llega al minuto 90.

Entonces viene lo “inesperado”. Penal en contra de Mineiro que automáticamente le da la posibilidad de realizar la hazaña al visitante Xolos. Las probabilidades de que un árbitro decida marcar un penal en contra del equipo local en tiempo de compensación de un torneo internacional son mínimas pero en este caso parecen no ser tomadas en cuenta. El penal se marca. El jugador de Xolos, quien por cierto fue el mismo jugador que en ese partido había anotado el primer gol, se acerca a golpear la pelota y…¡falla!



¿No existe la lógica en el futbol? ¿Cómo explicamos estos cambios drásticos ocurridos en cuestión de minutos que cambian a su antojo los estados de ánimo de los espectadores? ¿Simplemente el resultado de un partido es impredecible?

Como lo dije al principio, el comportamiento individual no se puede predecir con absoluta certeza por lo que parece lógico suponer que el comportamiento colectivo tampoco lo sea. Si dejamos caer un balón de futbol en cierto lugar del campo de juego y luego lo dejamos caer en otro lugar del mismo campo el bote del balón será diferente. Si algo tan simple no se repite con regularidad absoluta, ¿por qué habríamos de esperar que el comportamiento humano de cualquier jugador fuera completamente regular y predecible? Ciertamente no están tan equivocados los que afirman que una vez que rueda la pelota “puede ocurrir cualquier cosa”.

Sin embargo, contrario a lo que podría pensarse con el presente análisis, el fútbol no es solo cuestión de azar o de suerte. El futbol es un fenómeno de comportamientos humanos (sociales) y los fenómenos de la naturaleza (incluidos por supuesto los humanos) no son arbitrarios ni caóticos, más bien ordenados. Si la vida fuera un caos (sin orden o regularidad) seguramente se habría extinguido desde hace muchos años. En el futbol ocurre algo parecido. El futbol no es un fenómeno caótico sino que efectivamente se somete a patrones y regularidades. El punto a subrayar aquí es que dichas regularidades no son absolutas o lineales. Esto es, el futbol no se apega a las reglas del tipo: “si ocurre tal cosa entonces ocurrirá tal otra”. La vida misma no ocurre de esa manera. Más bien en el futbol –como en la vida- operan reglas del tipo: “si ocurre tal cosa entonces probablemente ocurrirá tal otra”.

En resumen, lo que afirmo es que el futbol y cualquier deporte es un juego de probabilidades. El comportamiento humano individual también lo es. Pero eso no significa que pueda ocurrir cualquier cosa en cualquier momento. Lo que va ocurriendo en cada acción del juego ocurre porque, si lo analizamos a detalle, se conjugaron las condiciones para que ese resultado fuera el más probable. Por esta razón, el futbolista no debe apegarse solo “a su suerte” Por el contrario, debe de prepararse para que si se presentan las circunstancias durante el partido él pueda afrontarlas de manera de que sea más probable que obtenga de ellas el máximo beneficio. Después de todo, no somos únicamente víctimas de nuestras circunstancias.